Por, Sandra M Mercado, PMP®
Es innegable que hay personas que nacen con una habilidad innata para vender y obtienen éxito en la labor que desempeñan. Al verlos algunos pensamos: bueno, me alegro por él, pero igual si no soy vendedor ¿para que aprender sobre el tema?
Y aquí para efectos de aclaración sólo me refiero a aquellas personas que saben venderte algo que de verdad necesitas o te aporta y te hacen sentir bien en todo el proceso. Casi, casi que agradeces haberlos conocido. Quedan excluidos aquellos personajes con piel de serpiente que dicen y hacen lo que sea, para vender algo o una imagen de ellos que sólo termina siendo basura. Esos no están incluidos aquí.
Volviendo a nuestro tema. Aunque reconocemos esa habilidad en esas personas que saben vender, algunos creemos que no nos toca. Sin embargo todos los días vendemos algo: una idea, una posición, una perspectiva diferente, una solución, uno mismo!!! Todos los días en cada interacción nos estamos vendiendo. Así que es una habilidad que vale la pena dominar y mejorar.
Los siguientes tips te ayudarán a lograrlo:
Creer
Trátese de una idea o de usted mismo, debe creérselo. Vender es persuadir, liderar, inspirar, motivar y no lo podemos hacer, si no lo creemos. No vea en la otra persona “un cliente” que tiene que comprar algo; vea un amigo, un colega que se verá favorecido por escuchar, entender aquella idea que quiere transmitirle. Confíe en la idea, confíe en la solución que está planteando, confíe en usted mismo y transmítala con total tranquilidad.
Entienda la otra parte
Las personas suelen comprar por dos razones: cuando lo que compran les ayuda a resolver una situación en particular o cuando les ayuda a conseguir sus metas de una mejor manera o de una manera más rápida. Debe entender entonces bien las motivaciones de la otra parte. Debe tener claro como su idea abarca alguna de estas situaciones y debe ser claro para que la otra parte vea claro el beneficio que le esta otorgando.
Ensaye
Sea con un amigo o familiar, ensaye con él. Podrá saber que tan claro es su discurso, cuáles son las dudas que suelen surgir y que tan satisfactorias son sus respuestas. De igual manera podrá conocer que tan convincente es. No basta con que uno mismo lo tenga claro; es más no es lo más importante. Lo que marca la diferencia es la capacidad para que la otra persona lo entienda de una manera bastante sencilla. Recuerde: manténgalo simple. Hágase amigo de lo simple
No presione
La otra parte necesita tiempo para procesar esa información, sobre todo si es bien diferente a lo que está acostumbrado. Dele ese tiempo, dele ese espacio y sepa estar “ahí” cuando tenga alguna duda.
Actualícese
El mundo avanza a velocidades asombrosas. Lo que está de moda hoy, en una semana puede quedar olvidado. Hay muchos recursos, lea, estudie, actualícese. No sólo podrá encontrar fuentes de inspiración para tener más y mejores ideas, sino que también encontrará sinfín de ayudas que le permitirán perfeccionar su lenguaje gestual, su manera de persuadir o de negociar.
Cuide los detalles
Un amigo que quiero mucho, suele repetir a su equipo: “el diablo está en los detalles”. Tiene razón y dado el ritmo de hoy que todo el mundo vive a grandes velocidades, asombra ver como por cumplir cada día las metas absurdas que se ponen (o se dejan poner), detalles simples como un saludo sincero, como un diálogo con calma se volvió anormal en nuestros tiempos. Está tratando con personas, no con máquinas. Dedíqueles tiempo, trátelas con cariño, con respeto (no hable mirando cada minuto su celular). Un detalle con cariñito en estos días, marca una gran diferencia.
Si es una idea la que quiere vender:
Y como usted mismo se está vendiendo todo el tiempo, siempre recuerde que hay dos momentos claves que son los que quedan grabados en la mente de las personas:
Y para terminar en lo referente a usted mismo, mantenga en mente siempre que el mundo da muuuchas vueltas y que esa persona a la que hoy mintió, trató mal o utilizó, posiblemente mañana puede estar en una posición mejor que la suya. Como leí una vez: cuidado con las personas que pisas al subir, porque muy posiblemente te las vas a encontrar al bajar.
Cuida las personas No se cierre puertas usted mismo.
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Sandra M. Mercado G es Ingeniera Industrial, Especialista en Gestión y Control Organizacional, PMP®, Prince 2, Auditor Interno. Director de Proyectos con más de 14 años de experiencia en empresas nacionales e internacionales. Autora de dos libros de Dirección de Proyectos: “Preparación para el examen PMP®” y “Logrando Metas” (su lectura otorga 30 PDU´s). Ambos libros vendidos en más de 9 países.
